GENUIN
Chapí: Las
hijas del Zebedeo Carceleras; Luna: El niño judío
Canción española; Giménez: La tempranica Sierras
de Granada; Giménez: La torre del oro Preludio;
Fernández Caballero: Château Margaux Romanza de Angelita;
Asenjo Barbieri: El barberillo de Lavapiés Canción de
Paloma; Fernández Caballero: El Señor Joaquín
Balada y alborada; Luna: La pícara molinera Intermedio;
Guridi: Mirentxu Romanza de Mirentxu; Nieto/Giménez: El
barbero de Sevilla Polonesa; Chapí: La patria chica
Canción de Pastora; Chapí: La patria chica
Preludio Es un placer poco frecuente poder escuchar un disco de zarzuela producido en su totalidad fuera de España y sin la participación de ningún agente hispano. La zarzuela es patrimonio mundial, del mismo modo que la ópera italiana o la obra de Shakespeare, y la idea de que es inabordable por aquellos que no sean hispanos es tan absurda como considerar que sólo siendo alemán se puede poner en escena Der Freischütz o sólo siendo ruso se pueden representar Las tres hermanas. En este sentido vaya por adelantado desde estas líneas nuestro aplauso a Thomas Herzog por la iniciativa de producir un disco donde reúne una música que sin ningún lugar a dudas ama y entiende. La casa discográfica GENUIN, de Leipzig, es conocida por este tipo de inteligentes experiencias de exploración de otras culturas; recientemente ha sacado al mercado un disco donde se enfrenta a Vaugham Williams con una orquesta y un director alemanes, logrando la más conmovedora interpretación de su quinta sinfonía jamás escuchada por quien esto firma. Zarzuela – Spanish Arias no está a la misma altura. El problema radica en la elección de la solista y del idioma. Si uno estuviera haciendo Las tres hermanas con Meryl Streep, es de suponer que no la haría en ruso; y aunque la soprano suiza Noëmi Nadelmann tiene una fuerte personalidad como intérprete –tal y como atestiguan críticas provenientes de todo el mundo por papeles como el de Ana de Glawary en La viuda alegre–, su pronunciación española y su emisión al cantar en esta lengua dejan mucho que desear. De hecho el momento en que su canto resulta más convincente es cuando afronta la amplia línea vocal de la etérea romanza de Mirentxu (de Guridi), ¡interpretada en euskera! Por otro lado, y sin la ayuda de un soporte visual, parece como si el encantador color argentino de su voz se hubiera ido tornando metálico, al menos en la parte superior del registro. Las Carceleras transitan por un sendero accidentado, en el Château Margaux de Angelita se descubre un aroma avinagrado y aunque Nadelmann se desenvuelve mejor en la dramática “Sierras de Granada” y en la obsesionante Balada y alborada de Caballero, su profundización psicológica en los personajes no discrimina las especificidades de cada uno. Por su parte GENUIN no proporciona los textos originales de los cantables ni traducciones que puedan guiar al oyente; las notas de Eckhard Weber tratan de ponerle en contexto para paliar esta carencia. Resulta muy satisfactorio que este disco aborde números instrumentales, especialmente por su gran calidad sonora, que dota a las grabaciones de un carácter revelador. Los ritmos de Herzog son flexibles y naturales en los tres fragmentos, con unos tempi y un rubato bien administrados. Las trompas mugen amenazadoras en el Intermedio de La pícara molinera, las trompetas suenan mágicamente distantes, cual heraldos, en el preludio de La patria chica: es fantástico tener estas grandes piezas de lucimiento tan bien interpretadas y con un excelente sonido moderno. Todavía más valor, si cabe, tiene la primera grabación mundial de la versión de concierto del Preludio de La torre del oro, hecha por el propio compositor y que contiene dos breves pero significativas adiciones a la más conocida versión escénica de la partitura, especialmente un delicado pasaje de la madera en ritmo de zapateado. Si el corno inglés de la Wuerttemberg Philharmonic Reutlingen es en exceso prudente en el sinuoso sólo aflamencado del ecuador del intermedio, los intérpretes alemanes derrochan un chulesco casticismo a lo largo de toda la partitura de Giménez y logran alcanzar un emocionante clímax. Ésta es una Torre del oro que ningún aficionado a la zarzuela debe dejar de escuchar; cuando lo haga, seguro que no descansará hasta conseguir este disco. © Christopher Webber 2007 |