Enrique
del Portal



Pedro Gómez
Manzanares


(Madrid,
Marzo de 2007)

Enrique del Portal - Premio SGAE
Enrique del Portal - Premio SGAE


Enrique del Portal, este madrileño, tenor y gran actor, consiguió hace muy poco el premio Federico Romero por su larga trayectoria en nuestro teatro lírico, en el que empezó en 1962. Debutó en el Teatro de la Zarzuela con El caserío y ha formado parte de las más importantes compañías de zarzuela, cantando junto a grandes voces de nuestra lírica como Pepita Embil, José Carreras y Alfredo Kraus.

Siempre tuvimos en mente poder contar, en nuestra página, con una entrevista a uno de los grandes y claves protagonistas de la zarzuela. Junto con su hijo, Enrique Ruiz del Portal (al que para diferenciar de su padre, llamaremos hoy Quique), nos encontramos sentados en un rincón de un bohemio café ubicado junto a la entrada de artistas del Teatro de la Zarzuela de Madrid.

Habíamos visto, saludado y disfrutado con Enrique en decenas de actuaciones, tanto en Madrid como en otras ciudades durante los últimos años. En esta corta pero inolvidable entrevista comprobamos que nuestro personaje no se limita a contestar las preguntas, ¡las declama! Voz clara, nítida, contundente. Transmite alegría, optimismo e ironía. Todo ello aderezando su gran experiencia y su dominio de la escena en la que durante tantos años ha estado deleitando a aquellos que hemos tenido la fortuna de verle.

Una pequeña mesa circular, abrazada por un padre y un hijo, a los que la zarzuela debe tanto, sirve de testigo para esta conversación de la que vamos a extraer los detalles más importantes. Cierren los ojos e imaginen al Espasa de La del manojo del rosas, o al Cardona de la Francisquita, o al Leonardo de La bruja, o al José Miguel de El caserío, o a Jenaro del niño judío o Don Hilarión de La verbena de la Paloma…ése es nuestro personaje.


¿Por qué entraste en el mundo de la zarzuela?

No lo vas a creer. Fue Jorge Negrete quien me inspiró a cantar acompañándome de una guitarra que me regaló mi padre. Posteriormente mi tío Emilio, hermano de mi padre, me sugirió ir al conservatorio y allí acudí, a la calle San Bernardo. Después lo dejé, me casé muy joven y posteriormente volví de nuevo, esta vez con mi primera profesora de canto Ernestina de la Gándara. Más adelante fue el maestro La Salle quien me llevó a la escena. Él me dijo que quería que hiciera Don Manolito. Para probar mi voz me pidió que cantara el “No puede ser” de La tabernera del puerto. No me dejó terminar, me dijo: ¡Nada de Don Manolito, tú cantarás Los gavilanes!

¿Qué ha cambiado en la zarzuela desde que empezaste?

Enrique del Portal - Don Hilarion

La zarzuela se escribió por y para el público, es un teatro costumbrista y así debe permanecer. Al levantarse el telón debemos empezar a disfrutar. El público actualmente es más respetuoso de lo que era. Antes, cuando no gustaba algo, la gente pateaba. Ahora protesta de una manera distinta. Los decorados han pasado a ser corpóreos, antes eran telones y papeles pintados, aunque también se ven muchas innovaciones que no siempre son acertadas.

Hay pocos “directores de actores”, realmente tampoco los había antes. Yo recuerdo con mucho cariño a un gran director y amigo, Luis Bellido padre que ha sido siempre una referencia para mí. Después tuve la suerte de ser el tenor favorito del gran director de actores José Luis Alonso, con el que, hasta que murió, trabajé constantemente en la Compañía Lírica Nacional. Impuso mi actuación como Atenedoro en La revoltosa y Cardona en Doña Francisquita con ya cincuenta años a mis espaldas.

Por último, las orquestas actualmente son mucho más numerosas. Antes era normal ver un piano solo, u orquestas con diez músicos. Ahora es difícil ver una orquesta con menos de dieciocho profesores.

Nuestra debilidad es Sorozábal. Sabemos que le conociste bien. ¿Puedes hablarnos de él?

Sorozábal: ¡Magnífico músico!, todo un genio componiendo e instrumentando. Era pura inspiración. Yo diría que hay compositores buenos, muy buenos… y Sorozábal. Era un gran amigo de sus amigos. No creía en los políticos ni en los estadistas, era un ácrata. Nos reuníamos frecuentemente en el Café Comercial de la Glorieta de Bilbao de Madrid. (Nuestro rincón favorito. Allí donde hemos realizado muchas de nuestras entrevistas.)

Alrededor del maestro nos sentábamos con Rafael Castejón padre, Tomás Álvarez, Teresa Tourné, el gran empresario José de Luna… El maestro pedía un vino tinto, queso y pan. Nos decía: “El pan que no me lo toque nadie”. La razón era que lo partía en trocitos, los echaba en el vino y posteriormente se los comía . Recuerdo que me llevó a su casa para “montarme” su zarzuela La tabernera del puerto, allí me dio las pautas para cantarla e interpretarla tal como él la había creado y soñado. En otra ocasión, haciendo Don Manolito en el Teatro Principal de San Sebastián, me pidió que a la vez que dirigía el coro en la “ensalada madrileña”, dirigiera la orquesta mientras él observaba todo desde el foso. Fue toda una experiencia.

Son muchos y grandes recuerdos del maestro. Canté en el Teatro Victoria de Barcelona el “No puede ser” de La tabernera del puerto y tuve que repetirla tres veces ante los aplausos del público. Antes de cantar la última de ellas, avancé por la pasarela y se la canté, arrodillado, a una señora de cierta edad que estaba allí sentada. Fue emocionante.

Háblanos de Juan José, la obra no representada de Sorozábal.

En una de esas reuniones que comentaba antes, Don Pablo rodeado de sus amigos artistas nos anunció que le iban a estrenar una ópera inédita y que contaba con nosotros para representarla, su título era Juan José y estaba basada en un drama de Joaquín Dicenta. Así fue realmente. Al hablar con el Ministerio de Cultura, el maestro impuso a Tomás Álvarez, barítono, Rafael Castejón, tenor cómico y a Enrique del Portal como tenor. El Teatro de la Zarzuela programó la obra pero no tal y como quería el maestro. Él quiso imponer su criterio. No aceptaba el poder establecido fuera de quien fuera. Insistió en que se hiciera tal y como él había propuesto, en caso contrario, dijo, “cojo la partitura, la doblo y me voy”. Y se fue… No se pusieron de acuerdo en la presentación del programa de mano; Joaquín Deus, responsable de estos temas en el Teatro de la Zarzuela, dijo que nos compensaría los días de ensayo y el contrato firmado. Y así representamos con gran éxito La del soto del Parral. Es curioso que esta zarzuela haya sido siempre un referente en mi vida profesional y privada.

El barberillo de Lavapies (2006) - padre y hijo
El barberillo de Lavapiés (2006) - padre y hijo

A tu hijo le preguntamos en la entrevista que le hicimos en su día: ¿Existe más hipocresía en el teatro que fuera de él?

Sí, pero no siempre es así. No es fácil opinar de un compañero cuando se piensa que no lo ha hecho bien, quizás es mejor rehuir la respuesta. Pero también es cierto, en mi caso, que dados los años de experiencia en el teatro me puedo permitir dar algunos consejos a algunos compañeros sin que se molesten.

¿Con quién se ha sentido más cómodo trabajando?

Con Luis Bellido padre, era un ejemplo a imitar. Pero también con María Teresa Paniagua, Pepa Rosado, Amparo Madrigal. Y el gran barítono Guillermo Palomar. (El nombre de Luis Bellido, padre, está frecuentemente en sus explicaciones)

¿Qué compositores y libretistas has conocido?

Muchos, además de los maestros Sorozábal, Moreno Torroba y Jesús Romo, los libretistas Federico Romero, Guillermo Fernández Shaw, Luis Fernández de Sevilla. A este último le he admirado y querido después de su muerte, ya que estoy casado con su nieta Nieves Fernández de Sevilla que convivió con él durante 28 años y le adoraba. Hoy vivo en la casa que ayer fue del insigne escritor y que hoy todavía guarda todo su aroma. Recuerdo la anécdota de un día que pasé junto a Federico Romero y por error le dije: “¡Adiós Don Guillermo!”, él se molestó mucho. Pero es que en aquellos momentos las relaciones entre ambos estaban muy deterioradas.

Uno de los mejores recuerdos de mi carrera fue cuando conocí a Alfredo Kraus. Con él grabé casi toda su discografía zarzuelera. Como anécdota no olvidaré que después de la grabación de uno de los discos, concretamente Doña Francisquita en el que yo hacía de Cardona, fui a recoger mis honorarios y me vi sorprendido por la excesiva cantidad del caché, muy superior a la que habíamos acordado. Al avisar que me estaban pagando más de lo previsto, Laureano Irazábal su representante, me dijo: “Alfredo me ha dicho que te dé este dinero y si Alfredo lo dice…” Fue el maestro por excelencia y además un buen amigo.

¿Cuál es tu personaje favorito?

Cuando era tenor fue José Miguel de El caserío, ( Quique apunta: el tenor Pedro Lavirgen me dijo un día: “… es muy difícil que otro tenor pueda quitarle el papel de José Miguel a tu padre”) también con Leonardo de La bruja, con el que conseguí los mayores aplausos de mi vida. Recuerdo con cariño el Casto José, de La corte de Faraón, donde me descubrí como actor. Hoy, como actor, disfruto en el papel Don Hilarión de La verbena de La Paloma y en el del Sr. Evaristo de Los Claveles. Realmente, con cualquier personaje, cuando pisaba el escenario sentía que el mundo era mío. Ahora, antes de entrar a él, pido ayuda a Papá Luis (así llamaban familiarmente a Luis Fernández de Sevilla.)

¿Cómo definirías la zarzuela?

Para mi es el resultado de toda una juventud, de los primeros años de un hombre, en los que me dedicaba de lleno a ese espectáculo hecho para el pueblo, abandonando otras opciones que me habrían proporcionado más dinero.

La leyeda del Beso - padre y hijo

Quique: ¿Qué te gustaría saber de tu padre? Creo que sería interesante saber cómo se imagina mi padre la zarzuela dentro de veinte años. ¿recuerdas, Pedro, que esta pregunta también me la hiciste durante mi entrevista?

Decía Marcos Redondo que: “La zarzuela ha muerto, yo soy de otra época”. La verdad es que la zarzuela ha muerto, ha resucitado, ha vuelto a morir… y siempre, como el Ave Fénix, surge de sus cenizas para demostrar lo esplendoroso del género.

( Quique añade que quizás está cambiando la forma de representarla. Ya casi no hay compañías de repertorio. Cada vez se hacen más y más bolos y van desapareciendo las compañías estables.)

Quique, una última pregunta para tu padre. De acuerdo, ¿qué parte hay de necesidad y qué parte hay de deseo para pasar de tenor a actor?

La transición vino preparándose, fue poco a poco. Entendí que iba llegando el momento de dejar de hacer tenores y abandoné esa faceta para pasar a interpretar actores cantantes, que era una manera importante de seguir en escena. Hay que entender que al Gustavo de Los gavilanes, con el que empecé mi carrera de tenor, no podía condenarle a cumplir conmigo los 60 años. Eso sólo era exclusivo de mi admirado Alfredo Kraus.


Aparece, junto a nosotros Luis Perezagua momentos antes de comenzar su representación, en el contiguo Teatro de la Zarzuela, en El barbero de Sevilla donde representa, con gran éxito, el papel de Don Nicolás y recuerda: “Enrique, ¡cómo te pareces a tu hijo!”

© Pedro Gómez Manzanares 2007


in English
Enrique Ruiz del Portal (hijo)
portada de zarzuela.net