La tabernera del puerto (Sorozabal) Teatro de la Zarzuela, 2006 (© Jesus Alcantara)

Sorozábal · Romero y Shaw
La tabernera del puerto

Teatro de la Zarzuela
(Madrid, 28 de abril 2006)


Enrique Mejías García


Recuperando memoria

En abril de 1936 se estrenó en el Tívoli de Barcelona la que se convertiría en la zarzuela más emblemática o, si se prefiere, “característica” de Pablo Sorozábal, La tabernera del puerto. En el libreto que ha editado el Teatro de la Zarzuela, en el artículo titulado “La última gran zarzuela de la historia” y que firma el profesor Suárez Pajares, se indica que “hoy estamos en disposición de señalar de manera inequívoca que el estreno tuvo lugar el miércoles 6 de abril”, y no en otras fechas, como a veces se ha especulado, con desfases de hasta de un mes respecto a la verídica. Y es que es La tabernera una obra en torno a la cual pesa una incierta neblina fabulosa o trágica durante ya más de sesenta años: la ya comentada fecha de estreno y, cómo no, su presentación en Madrid, sobre la cual, y sin ningún prejuicio o tabú, se habla en el artículo citado.

En el año 2006, septuagésimo quinto aniversario de la proclamación de la II República Española, se viene hablando mucho de la recuperación de la memoria histórica, del recuerdo digno y necesario de todos los que de algún modo creyeron o soñaron con ese país democrático y moderno que pudo ser España y que el zarpazo de la Guerra Civil desgarró para siempre. En el artículo de Suárez Pajares por fin se desvela públicamente, sin miedo ni patrañas, quiénes estuvieron detrás del complot madrileño contra La tabernera [ed. Federico Moreno Torroba sobre todo] y cómo se urdió. No es asunto baladí el que podamos hablar sin ningún temor de este tipo de detalles en torno a la figura de Sorozábal a día de hoy, siendo como es la del donostiarra una de las figuras de la zarzuela en torno a la cual más se ha especulado y falseado a lo largo del siglo XX. El Teatro de la Zarzuela forja memoria viva y real de don Pablo, y ofrece a todo su público la posibilidad de conocer la verdad sin complejos o veleidades.¹

El teatro de la calle de Jovellanos, en su 150 cumpleaños, opta por un título que, aunque quizás convencional y programado en infinidad de veces, es viva historia de sus muros y, muy posiblemente, de todos los españoles que amamos la Música con mayúscula, la poesía y sencilla perfección que encierran los seductores compases de La tabernera del puerto. Felicidades por la elección y... ya que se me permite me tomaré la licencia de recordar que desde 1979, cuando el que les escribe ni existía, estamos esperando el estreno de Juan José, su Obra, la preferida del maestro. Ningún lugar tiene más derecho, ni más obligación, como la Zarzuela a la hora de un posible estreno de la ópera sobre el memorable drama de Dicenta. Queda dicho.

La realidad mágica

Luis Olmos, director de la casa, se ha reservado para sí la dirección escénica de estas reposición de La tabernera. Diré desde el principio que su labor ha sido encomiable y delicada, una propuesta inteligente y distinta a tantas y tantas Taberneras como se ven hoy en día a lo largo y ancho de la nación española. De cualquier montaje actual del Teatro de la Zarzuela se puede aprender algo, poco o mucho, pero estamos convencidos de que por fin se empiezan a diseñar direcciones de escena realmente adecuadas al lenguaje teatral del siglo XXI, que resultan atractivas para el gran público y que aseguran una continuidad con una cada vez creciente presencia del público joven (prácticamente inexistente en producciones de zarzuela de compañías de 2ª, 3ª o 9ª regional, y que vienen por Madrid cada primavera y verano).

En esta Tabernera viajamos más que nunca a la fecha de su estreno. Los vestuarios preciosistas y atractivos de María Luisa Engel, en especial los de Marola, tienen un regusto muy de época aunque, es inevitable, impregnados de esa magia de cómic en torno a la cual se desarrolla el espectáculo creado por Olmos. Tintín, El Capitán Trueno, El Halcón Maltés... en los personajes de estas viñetas clásicas se inspira el equipo artístico y técnico para mostrar una Tabernera del Puerto muy real, pero a la vez de mucha fantasía, ¿y no es eso, precisamente, Cantabreda? En ese sentido se podría decir que estamos ante un montaje fiel in extremis al espíritu de la obra, que debería convencer hasta al más clásico de los zarzueleros, pero, como siempre el debate ha estado servido en críticas, foros y entre los que forman parte del “mundillo de la zarzuela”. Por mi parte, opino que se ha tratado de una propuesta que limpiaba la cara a una de las zarzuelas más montadas y que, quizás por ello, no ofrece mucho de nuevo.

Los elementos teatrales de los que se ha valido la dirección de escena son convencionales. Apoyado en sugerentes proyecciones e iluminación marina, La tabernera de Olmos fluye con ritmo tranquilo, consiguiendo atrapar hasta al espectador más incrédulo. Personajes de carácter como Verdier, Chinchorro o Antigua adquieren resonancias que en anteriores propuestas de esta misma pieza pasaban desapercibidas. La relación paterno-filial-amorosa entre Eguía y Marola está igualmente mucho más acentuada y la figura de Simpson se torna más atractiva que nunca gracias al trabajo de ese estupendo actor y bajo que es Iván García, el más ovacionado del reparto, y que con cierto patetismo y exageración melodramática supo enternecernos en su “Despierta negro”.

Ivan Garcia (Simpson)
Iván García - Simpson

María José Moreno, soprano ligera admirada allá dónde canta, conquistó al público de Madrid con su interpretación impecable de la romanza del segundo acto. En momentos donde el registro vocal requiere seguros graves y una media voz ligada y de dicción impecable, quizás se resintió (la riña con las sardineras, el dúo de amor). A su lado, Albert Montserrat como Leandro, resultó muy desfavorecido. Su voz a lo largo de toda la obra resulta nasal en el agudo, frágil en el paso y de legato dudoso. En el “No puede ser” (romanza-Kraus per excellence) el público respondió cálidamente, pero no fue la suya una interpretación memorable. Revisando su repertorio sorprende leer que tan ambigua voz se atreva con Tosca, Butterfly o Villi... ¿será cierto lo que se comenta en torno a una “crisis de tenores líricos-spintos”?

Al personaje que más posibilidades ofrece la obra es Juan de Eguía, alma donde la fiereza y la ternura se entremezclan en extraña simbiosis. Enrique Baquerizo, en este sentido, logró emocionar al auditorio demostrando una vez más que sabe dominar el escenario. Sus dos intervenciones en el tercer acto resultaron geniales, aunque en lo vocal también nos recordó, lo muy limitado, opaco e incluso “chascado” que conserva su instrumento. Los agudos debió acortarlos y el coro le apoyó para su descanso y mejor respiración en el “Chíbiri, chíbiri”. Baquerizo, consciente de su realidad, la maquilla y ofrece lo mejor que puede, algo inadmisible para un teatro como el de la Zarzuela. Una elección muy desafortunada, tanto para sus cualidades canoras, como para la dirección musical de la casa.

Enrique Baquerizo - "Chibiri, chibiri" (La tabernera del puerto)
Enrique Baquerizo - "Chibiri, chibiri" (La tabernera del puerto, Acto 2)

En cuanto a secundarios, he de admitir mi asombro por lo equilibradas y unánimemente celebradas que fueron las actuaciones de Pilar Moral como Abel y Marta Moreno como Antigua. La primera fue un muchacho sencillo, romancero como nunca, y quizás en ello residió su buen gusto, demostrando además, en sus breves intervenciones musicales, la belleza de su voz. La Antigua de Marta Moreno fue más tierna que socarrona, haciendo reír, pero a la vez llorar. Consciente de la riqueza dramática del personaje decidió no ocultar lo tremendista de su situación a pesar del afeite exquisito y poético de los versos de Romero y Fernández Shaw. Única y diferente a cuantas antiguas hayamos podido ver o escuchar.

De entre los del sexo feo destacaron Ismael Fritschi como Chinchorro y Aurelio Puente como Ripalda, ambos comedidos y perfectamente integrados dentro de la solución de Olmos ante libreto tan mestizo. Abel García, por su parte, fue un Verdier ideal, más Capitán Haddock que ninguno, y aunque breve en su intervención, convenció y fue muy aplaudido.

Terminaré el repaso a los integrantes de la ficha artística diciendo que el Coro sonó con corrección, aunque desajustado en ciertos pasajes con la orquesta. Ésta fue moldeada discretamente por Manuel Galduf y no se llegó a aprovechar toda la riqueza que tan sabrosa partitura ofrecía para un director consumado como lo es el de Liria. En la escena de la barca, una de las más interesantes de la partitura, la orquesta llegó a crecerse superándose a sí misma, pero en los momentos más joviales, como el terceto y el dúo cómicos, se podría decir que pasó sin pena ni gloria. ¿Disfrutan tocando zarzuela los músicos de la Orquesta de la Comunidad de Madrid?

En un lugar de fábula llamado Cantabreda y en una fecha de amor y odio como fue 1936 sucedió esta Tabernera, entre mágica y real, delirio esteticista de un artista como Olmos que demuestra un año más ese hombre de teatro que es y del que esperamos mucho los aficionados para una temporada tan simbólica como la que viene. No seremos defraudados.

© Enrique Mejías García 2006


¹ En su autobiografía Mi vida y mi obra Pablo Sorozábal ya ofreció novedosos y jugosos detalles sobre tan comentado estreno madrileño. En cualquier caso es ahora, gracias a las pesquisas de Javier Suárez Pajares, cuando podemos conocer todos los detalles de la verdad y enfrentarnos a ella sin vergüenza ni pudor. Quedamos a expensas de la publicación de una definitiva y científica obra que estudie a Sorozábal y a su obra desde la perspectiva de la musicología moderna.

La tabernera del puerto
zarzuela en 3 Actos
música de Pablo Sorozábal
texto de Federico Romero and Guillermo Fernández Shaw

Reparto: María José Moreno (Marola), Albert Montserrat (Leandro), Enrique Baquerizo (Juan de Eguía), Iván García (Simpson), Pilar Moral (Abel), Marta Moreno (Antigua), Ismael Fritschi (Chinchorro), Aurelio Puente (Ripalda), Abel García (Verdier), Fran Sariego (Fulgen), Iván Luis (Senén), Juan Viadas (Valeriano); Luis Olmos (dir. esc.), María Luisa Engel (figs.), Gabriel Carrascal (esc.); Coro del Teatro de la Zarzuela (d. Antonio Fauró), Orquesta de la Comunidad de Madrid, d. Manuel Galduf

Producción del Teatro de la Zarzuela (2006)

La tabernera del puerto (Teatro de la Zarzuela 2006)


in English
Los Cantantes de Cantabreda (English discography)
La tabernera del puerto - English synopsis
portada de zarzuela.net